El simbolismo asociado a la Luna a través de diferentes culturas y épocas da, en principio, una impresión de la desconcertante diversidad, y suele ser complejo y paradójico cuando se lo compara con la relativa incoherencia de los significados atribuidos al Sol. Sin embargo, este carácter evasivo, a su manera es una auténtica expresión de la luminaria nocturna siempre cambiante e inconstante. La Luna aparenta tener mayor preeminencia que el Sol en los tiempos prehistóricos, y se cree que en la mayoría de las culturas el calendario se inició como una cuenta de los meses lunares, en lugar de ser una cuenta de las estaciones solares. De manera similar, muchos yacimientos megalíticos con asociaciones astronómicas están dedicados a seguir la órbita de la Luna. El nombre de dios japonés de la Luna, Tsuki-Yomi, deriva de las palabras japonesas que significan luna y contador.
La función reguladora de la Luna del ciclo menstrual (término que proviene del griego menses, que significa luna) le otorgó una asociación con la fertilidad en épocas antiguas, y conforme los matriarcados se fueron transformando en sociedades patriarcales, de la impresión de que a la Luna se le va dando un papel crecientemente femenino, en tanto que el Sol adopta el papel masculino. La diosa Luna Ch’ang-o, o Heng-o, una de las figuras más populares de las creencias folclóricas chinas, ilustra la característica de la Luna femenina bajo uno de sus aspectos más benignos. La fiesta de la Luna, que se celebra en la Luna llena que sigue al equinoccio de otoño, es una de las tres grandes celebraciones anuales. Está dedicada exclusivamente a las mujeres y a los niños, y los hombres no toman parte en ella. Se preparan figuritas con forma de conejo, o de soldado con cara de liebre, ambos animales lunares, y los niños hacen sus ofrendas directamente a la Luna creciente. También existen sociedades que celebran la segunda Luna llena de un mismo mes denominada Blue Moon.
La influencia de la Luna sobre las mareas de la Tierra se refleja en sus asociación mitológica con el agua. Por ejemplo, en los mitos brahmánicos de India, el dios Soma (nombre que deriva de su relación con la sustancia alucinógena soma, de la que se dice que es el alimento de los dioses y que está contenida en el mítico elixir de la inmortalidad) estaba relacionado con Candra, la deidad de la Luna, por lo que representaba las aguas de la vida. Las leyendas germánicas relacionan a la Luna con el agua y el engaño. Una de las leyendas más conocidas es la del zorro que convence a un lobo de que el reflejo de la Luna es una cara de agua es una muchacha que toma un baño. El lobo se sumerge en el agua en su intento de atrapar a la muchacha y se ahoga.
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